Esa cajita de metal
grande y majestuosa,
con sus bellos colores,
guarda su nombre mágico
en el jardín del recuerdo.
No se borra ni se pierde
en la historia del ayer.
Como un símbolo más
eterno y afectivo,
de un hermano de corazón
de mis años de infancia.
¡Qué alegría, aquel día!
al sostenerla entre mis manos,
radiante como la luz del sol
llegó a mi corazón.
solo los astros
eran testigos de mi felicidad.
Ahora,
entre los caminos de mi soledad
llega esa cajita mágica,
a cantar colores
y sabores de nostalgia.
Ahora
como un poema más,
la cajita mágica
con sus bellos colores,
de un hermano de corazón.