Entrelaza con paciencia su tiempo,
Ilumina a sus queridos pacientes
con sus mágicas y bellas manos
transformando su malgastada dentina.
La brisa del día despierta sus ojos,
mira la mañana su sonrisa en sus labios,
con su hija doctora respira alegría
compartiendo su tiempo libre.
Emprende cada día sus pasos al trabajo,
transcurre su tiempo sin descanso en su cuerpo,
con música en su amado corazón
blanqueciendo las bocas en sonrisas.
Cantémosles un verso con un brindis
que sin dentista no hay sonrisa,
dentaduras en su presencia ya sonríen
y agradecen su abnegada labor.