Con su donaire viajero
emprende su viaje venturoso,
camino al jardín de sus primas,
todas artistas más bellas que el sol.
La hija soñadora, una estrella más
entre los luceros canadienses,
golondrina con alas eternas,
no le teme al vuelo imprevisto.
Esta flor llena de sonrisa
ve en su camino paisajes sorprendentes,
ve a sus primas tan alegres
mecerse bajo la primavera.
Es una estrella encendida
brillando entre los jardines desconocidos,
tan dulce y alegre
sigue su camino seguro
bajo un sol sonriente.