Te imagino bajo el agua
desnudo y lejano,
y tu sonrisa de hombre
danzando en el recuerdo.
Sonriendo nos encontramos
con un vaso de vino tinto
y una ensalada griega
disfrutando la tarde.
Me embriago con tu sombra,
nadie lo sabe
solo tú y yo,
esperando el anochecer
sin conferencias ni fiestas,
en el fondo una ranchera.
Nos besamos sin paréntesis
hundidos en la sombra.
El tiempo pasa y nos toca,
nos dormimos liberados,
con amor y con pasión,
esa noche especial.