Envuelta en las tinieblas de la noche,
yacía medio dormida
y los sueños
llenos de vida,
absorbían mis pensamientos.
Soñaba un beso,
un beso detenido en el tiempo,
tan vivo y tan real,
que mis labios ardían
en pasión y delicia.
Era un beso muy especial,
que brillaba en pureza.
Solo uno,
el más querido
y apasionado beso,
perfumado de amor.
Era un beso sin nombre,
que me amaba,
ese beso ha golpeado,
a las puertas de mi alma,
me llamaba,
haciéndome olvidar
la tempestad pasada.
La sangre hervía
y saltaba de alegría,
tenía deseos de reír.
Lo sentía tan vibrante,
acariciaba
mi cabello, mi cuello todo,
temblaba esa noche.
Esa noche, dulzura y más dulzura,
fue un día de fiesta,
soñando un beso,
nada más que un beso.