Hojas de octubre, hojas otoñales,
arde la tierra vuestra presencia,
con un dulce lamento otoñal
llegáis a cantar colores,
alegría, felicidad y esperanza.
Los astros, el viento, todo el mundo,
todos testigos,
de esa danza diabólica
jugando a hacer rondas y más rondas,
con una melodía, el viento.
Yacéis en el suelo,
tapizando,
las aceras, las calles vacías,
los parques los campos
y jardines.
Una voz las llama,
un corazón las necesita,
un camino las desea
para gozar vuestros colores
y vuestro perfume.