Altiva mi mano la mueve
por los caminos de la locura,
su verso ya me conmueve
con su soberbia la ternura.
La lapicera ya desprende
su esplendor tan arrogante,
con su corazón ya enciende
su letra tan fragante.
Compañera de mis poemas
la soberbia lapicera mágica,
con sus disfraces los fonemas
relumbra con su tinta clásica.
Tiene ella amor en sus venas
y con su alma tan bella,
tocan sus sirenas
mostrándose en una estrella.
Mi trémula mano la mueve
irguiéndose al cielo su vida,
con su ciencia callada ya conmueve
su mágica letra tan vestida.