una carta de amor

Estimado señor misterio,

a la deriva de un camino

dejé una gota del silencio,

que mi corazón dolorido

me pidió con clamor.

 

Perdone usted esta impertinencia

si le molesto sin razón,

lo que quiero decirle

a esta hora temprana

no es nada más que un deseo.

 

Sería un placer

entregarle mi secreto,

que alberga mi sonrisa

en busca de su rostro

que reposa en mis ojos.

 

Ha llegado el momento

de un encuentro con razón,

en un jardín sin dolor

donde la luz de la verdad

no merece su mudez.

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