La bicicleta rueda por las calles vacías
bajo los ojos de un esplendoroso día,
su lírico silbido y su armónico ritmo
saludan sus manos al sol de mediodía.
La bicicleta no tiene miedo al tiempo
con escarchas y nieve suena alegría,
las olas del viento y del frío
detienen sus manos su angustia.
La bicicleta espera un instante
en un corinto encendido semáforo,
el verde de la belleza en sus ojos
continua su ruta serena.
La bicicleta rueda por las calles vacías
bajo los ojos de una tempestad,
girando tan veloz como el reloj
y sonriendo con razón.