En la honda calle Lanalhue
yace la altiva casa Edmundito,
vestida toda de recuerdos
suena algarabía
Con su visión panorámica
fluye un caudal de dicha,
llamando a su dueño corazón
quien descansa no lejos.
Cada sombra, cada objeto
irradia belleza sin lágrimas,
espejo de tantos años
ya no llora ausencia.
En las horas de vacaciones
se llena de vida humana,
saludando cada pertenencia
con las luces de su alma.
Ya su silencio vencido
rompe el cristal de sus aposentos.
agitando todo en su interior
sus ojos miran sonrientes.