La nube viajera

Bajo las estrellas te meces

y el viento te lleva,

pasando

por las cuatro

estaciones de un poema

 

El sueño de tu cuerpo

canta a la primavera,

devorando tu risa

en leguas a la redonda.

 

Abierta y alegre

viajas por doquier,

buscando el silencio

para mojar una rosa.

 

El árbol te espera

y más allá la alegría

de aquellos campos sembrados.

 

Pálida tu cara,

alumbra a la vida

y la plenitud de tu alma,

blanca y oscura,

amanece

sobre los cuadros

de tu ambición.

 

De repente te mueves

en el aire y en el tiempo.

 

Por caminos y senderos

con nostalgia y sonrisas.

 

Sembrando y levantando

la tierra piadosa,

con un poco de viento.

                                                           

Se habla de la nube viajera,

un día y otro,

quién sabe

si de repente

nos hace llorar y sonreír

al contemplarla de verdad.

                                                

Como quisiera

galopar sobre ella,

olvidando

la tempestad pasada.

 

Y avanzando feliz

a la tierra soñada,

con un letrero absurdo,

“estoy de vuelta”

 

Ella y yo

galopamos

al trueno y al rayo,

advirtiendo al tiempo,

y al temporal anunciado.

 

En camino a casa,

me acompaña y me sonríe,

despidiéndose satisfecha,

para viajar

donde la esperan.

 

Una gaviota en el aire

la saluda muy atenta,

al pasar sorprendida

por un instante

sobre ella.

 

Y la nube viajera

continúa su viaje,

a través del tiempo,

galopando sobre ella,

mi sonrisa y mi sueño.

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