Aún no olvidada
en el rincón de la sala
sentada en el sofá,
se encuentra
la muñeca de trapo.
Con sus piececitos desnudos,
vestida como siempre
con sus colores delicados.
¡Qué hermosa,
siempre mirando de frente!
Sin llanto en sus ojos
con sus mejillas sonrojadas,
reina se siente
entre el recuerdo y el presente.
Peinada de ensueños,
con una cinta dorada
como si fuera ayer,
cuando la niña la recibió.
Un tiempo atrás
le perteneció
a esa niña de corazón
en sus juegos de infancia.
Ahora
es un recuerdo de antaño,
silenciosa ella
hermosa e intacta,
entre cojines de plata.
Sus ojos dos gotas de agua,
su sonrisa una luz encendida
cubren su rostro.
¡Qué hermosa,
siempre mirando de frente!
la muñeca de trapo.