Sol de la mañana,
alumbras mi cuarto vacío,
adornando
los rincones más oscuros,
vistiéndolos
con perfume de oro.
Despertando
de un sueño profundo
llegaste
a mi alma vacía,
llenándola
de amor y ternura.
Rayos dorados,
sin detenerte
como un remolino de fuego,
llegaste a mi corazón,
transformando
la tristeza en alegría,
el frío en calor
y la angustia en cariño.